Cansado de la condición humana

Hace pocos días escuchaba un político quien dijo algo que me causó empatía con él. Este hombre, hoy senador, encabeza las encuestas de intención de voto para las presidenciales. Una y otra vez los periodistas buscan el que se pronuncie si aceptará el desafío de postularse para tal cargo,  y en una de estas oportunidades expresó que el mayor impedimento se encontraba en su  fuero íntimo. Cuestionado acerca de a que se refería dijo una expresión con la cual me sentí identificado mental y afectivamente con su estado de ánimo. Él dijo que el mayor obstáculo que  encontraba era el de estar cansado de la condición humana.

Indudablemente que  como seres sociales que  somos y con una misión que apunta directamente al beneficio de terceras personas es imposible el aislarse del contacto con otros, no creo que él esté considerando esa  opción como tampoco pasa por mi mente,  pero sin negar la necesidad que tenemos de  relacionarnos con otros es bien cierto que hay actitudes  que llevan  al cansancio.

Leía en la Biblia el momento en que un gran cambio acontecía en la historia  del pueblo de Israel, por primera vez estos estarían bajo  el gobierno de un rey  humano, bajo la monarquía de Saul.

1Sa 8:4-5  Entonces se reunieron todos los ancianos de Israel  y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá,  (5)  para decirle: «Tú ya eres un anciano, y tus hijos no se portan como tú; por lo tanto, nombra un rey que nos gobierne, como es costumbre en todas las naciones.»

Hasta aquí  todo parece normal si no fuera  por  la  respuesta de  Dios.

1Sa 8:7-8  pero el Señor le respondió: «Atiende cualquier petición que el pueblo te haga, pues no es a ti a quien rechazan, sino a mí, para que yo no reine sobre ellos.  (8)  Desde el día en que los saqué de Egipto, hasta el presente, han hecho conmigo lo mismo que ahora te hacen a ti, pues me han  abandonado para rendir culto a otros dioses.

Observe que es Dios quien está hablando y si bien el menciona cual es el verdadero motivo por el cual piden rey,  lo que a  mi me  llamó la atención es lo que dijo después: «…Desde el día en que los saqué de Egipto, hasta el presente, han hecho conmigo lo mismo que ahora te hacen a ti, pues me han  abandonado para rendir culto a otros dioses.»

No se trataba solamente que tuvieran ese espíritu de rebeldía ahora, …lo tenían desde hacía ya mucho tiempo!!!

Cuantos años habían ya pasado desde que salieron de Egipto, cuantos milagros ellos habían  visto, cuantas victorias habían ya obtenido sobre aquellos que confiaban en «otros dioses», y aún  seguían con el mismo espíritu!!

A medida que avanzamos en el camino de la fe  vamos conociendo historias. Algunas de ellas nos alegran y motivan al ver cambios, frutos, en la  vida  de aquellos que han tenido una genuina experiencia  de conversión.

Pero también hay otras. Historias de quienes una y otra y otra vez vuelven a caer en los mismos errores , no por ignorancia   sino por rebeldía.

No quieren sujetarse, no quieren ser humildes, no quieren obedecer,  y esto no de corto tiempo sino que así acostumbran hacer siempre. Sepan quienes así acostumbran que es a Dios a quien están rechazando.

El propósito de estas palabras es de exhortación. Moisés hablando proféticamente le dijo a este mismo pueblo  muchos años antes de Samuel: Deu 32:5-6  Se portaron mal con él, ¡hijos indignos! generación perversa y depravada.  (6)  ¿Así pagas a Yavé, pueblo tonto y estúpido? ¿No es él tu Padre, el que te creó, el que te hizo y te estableció?

Estas palabras de Moisés son duras pero a pesar de que les aconsejó atenderlas para que les vaya bien sabemos que no lo hicieron.

Estimado hermano, nadie mejor que tu para conocer tu propia historia. Te animo a que hagas un alto y consideres tu vida, ¿cuál es el espíritu que ha reinado en ti? ¿cuál es el espíritu que ha estado escondido detrás de tus acciones? ¿has avanzado o has estado haciendo las mismas equivocaciones una y otra vez?

Termino con estas palabras: Jud 1:20  En cambio ustedes, queridos hermanos, construyan su vida sobre los fundamentos de su santísima fe…

La palabra clave aquí es «construyan» y es algo en lo que nosotros mismos debemos involucrarnos. Un creyente que no quiere construir su vida en Cristo, no solo cansa sino que también pone en duda su experiencia de conversión.

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