Cuando estamos superados

Que las circunstancias muchas veces se nos escapan de las manos es una realidad. Situaciones que creemos poder manejar pero que luego nos damos cuenta que nos superan es algo que nos sucede muy a menudo.

¿Que hacer en casos así? Normalmente nos desesperamos o tal vez caemos en la resignación al entender que no está en nosotros la capacidad de encontrar solución al asunto.

La Biblia habla de un matrimonio que trató de manejar una situación difícil con sus fuerzas pero llegó un momento en que se dieron cuenta que el problema los estaba desbordando.

Exo 2:1-3 RV60  Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví,  (2)  la que concibió,  y dio a luz un hijo;  y viéndole que era hermoso,  le tuvo escondido tres meses.  (3)  Pero no pudiendo ocultarle más tiempo,  tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea,  y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río.

Para un hebreo tener un hijo varón en aquellos tiempos era un gran problema por que: Exo 1:22 NVI  El faraón,  por su parte,  dio esta orden a todo su pueblo:  ¡Tiren al río a todos los niños hebreos que nazcan!  A las niñas,  déjenlas con vida.

Por tres meses trataron de manejar la situación pero el niño crecía y llegó un momento en que ya no podían seguir ocultándolo.

Me imagino el sentimiento de impotencia que habrán tenido, sentimiento de impotencia que nos llena a nosotros hoy cuando vemos que los problemas no se solucionan, que las personas no cambian su postura o carácter, que el matrimonio sigue en su cuesta abajo, que con los hijos se abre una brecha cada vez más grande, que la enfermedad no retrocede, que no hallamos satisfacción ni propósito, y así podríamos seguir enumerando un montón de otras situaciones que muchas veces, su solución, queda más allá del alcance de nuestra mano.

¿Que hacer entonces?

No lo dice directamente pero entendemos de acuerdo a la familia a la cual pertenecían ( Levi) que estas personas tenían una profunda fe en Dios e hicieron lo único que podían hacer: encomendar su hijo a Dios.

Dice la Biblia que: Exo 2:5-10 RV60  Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río,  y paseándose sus doncellas por la ribera del río,  vio ella la arquilla en el carrizal,  y envió una criada suya a que la tomase.  (6)  Y cuando la abrió,  vio al niño;  y he aquí que el niño lloraba.  Y teniendo compasión de él,  dijo:  De los niños de los hebreos es éste.  (7)  Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón:  ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas,  para que te críe este niño?  (8)  Y la hija de Faraón respondió:  Ve.  Entonces fue la doncella,  y llamó a la madre del niño,  (9)  a la cual dijo la hija de Faraón:  Lleva a este niño y críamelo,  y yo te lo pagaré.  Y la mujer tomó al niño y lo crió.  (10)  Y cuando el niño creció,  ella lo trajo a la hija de Faraón,  la cual lo prohijó,  y le puso por nombre Moisés,  diciendo:  Porque de las aguas lo saqué.

Sobre todo varón hebreo había sentencia de muerte pero estos padres que reconocieron su impotencia y en un acto de fe encomendaron la solución a Dios se vieron recompensados con la vida de su hijo, con la oportunidad de tenerlo bajo su techo y todavía el recibir dinero por criarlo.

Está situación tan trágica, que desbordaba la capacidad de los padres, padres que intentaron encontrar solución pero no lo lograron con su esfuerzo, Dios la cambió en algo bueno para todos.

Si hoy estás desbordado por alguna situación que se ha escapado te tus manos, si hoy estas impotente frente a algún problema, hay algo que podes hacer: volvé tus ojos a Dios, pone tu fe en Él porque ninguno de cuantos en Él confiaron han sido avergonzados.

Psa 37:5 RV60  Encomienda a Jehová tu camino,  Y confía en él;  y él hará.

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