Jesús lloró

«Y cuando llego cerca de la ciudad, al verla ,lloro sobre ella,» Lucas 19:41

Hace ya mas de dos mil años Jesús fue inundado por una profunda tristeza que hizo que las lagrimas corrieran por su rostro. Aun hoy su corazón se quebranta por el mismo sentimiento.

Al comienzo de esa semana tan especial Jesús se dirigió hacia Jerusalén donde, montado en un pollino, la gente le recibía con alabanzas y muestras de alegría con palabras de adoración a Dios, la ciudad toda estaba conmovida.

Pero en medio de tanto festejo los ojos de Jesús no reflejaron ,por un momento, el mismo sentir sino que mirando sobre Jerusalén comenzó a llorar por ella.

¿Que fue lo que vio? Lloro por la religiosidad de un pueblo que confiaba tanto en sus tradiciones que no podían ver al que había sido profetizado quinientos años antes por Zacarías cuando este dijo:»Alégrate mucho hija de Sión, da voces de jubilo hija de Jerusalén ;he aquí que tu Rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna»  Zac.9:9

Por eso clamó:»¡Oh, si también tu conocieses ,a lo menos en este tu día ,lo que es para tu paz! Mas ahora esta encubierto de tus ojos» Lc.19:42

La ciudad que tanto cuidaba del Templo de Dios iba a condenar a la muerte al mismísimo Dios.

Hoy Jesús sigue llorando al mirar sobre un pueblo que se a rendido a una religiosidad fría, hueca, hipócrita. Donde se veneran mas las tradiciones que a la mismísima persona de Dios.¿Quien nos ha engañado haciéndonos creer que podemos tolerar el pecado en nosotros ,la hipocresía, la indiferencia y la desobediencia mientras sigamos cumpliendo con las formas del cristianismo?¿Quien nos ha hecho creer que los ojos de Jesús no van a ver nuestra doble vida ?

Muchos de nosotros no dudaríamos en afirmar que amamos a Dios,¿pero que es amar a Dios?

«El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama…»Juan 14:21

«El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos ,el tal es mentiroso, y la verdad no esta en él; pero el que guarda su Palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en Él. El que dice que permanece en Él ,debe andar como Él anduvo.»1 Juan2:4-6

Por un segundo detengámonos en nuestra carrera y mirando hacia adentro analicemos si no hemos perdido la esencia del hijo de Dios. No lo es la cantidad de canciones que hallamos aprendido o a cuantos cultos asistimos en la semana. Ni tampoco los planes y/o proyecciones a futuro en cuanto a la obra ,detengámonos a ver la sinceridad de lo que profesan nuestros labios ,nuestra obediencia a las palabras de aquel que su vida entrego por nosotros y así sus oídos se deleitaran y su corazón se regocijara al clamor de aquellos que dirán: «Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en las alturas!»

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