Misericordia y seguridad

Estaba estos días leyendo sobre la vida de una prostituta. Una prostituta muy especial ya que llegó a ser parte de la ascendencia del rey David y del Señor Jesús

Dos cosas quiero destacar partiendo de su vida. La primera es lo inmenso de la misericordia de Dios y la segunda es la  fuente de seguridad para todo  creyente.

Dice la Biblia que esta mujer vivía en la ciudad equivocada en el momento equivocado. Su casa estaba en Jericó, sobre la muralla que pronto se derrumbaría ante la estrategia de Josué.

No solo vivía en una ciudad condenada a la destrucción sino que también ejercía un oficio  condenado por Dios. Tanto por un lado u otro solo le esperaba un único fin: la muerte.

El temor cayó sobre toda la ciudad pero ella se diferenció de sus compatriotas porque puso se fe en Dios.

(Heb 11:31)  Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes,  habiendo recibido a los espías en paz.

Esa fe se manifestó en acción pero no es ese el punto que quiero resaltar sino como a pesar de ser cananea y prostituta  esta mujer alcanzó la misericordia de Dios y su vida le fue guardada.

(Jos 6:25)  Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera,  y a la casa de su padre,  y a todo lo que ella tenía;  y habitó ella entre los israelitas hasta hoy,  por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.

El punto es el siguiente: si Dios tuvo compasión de aquella mujer a pesar de su  condición solo por un pequeño gesto de fe, cuanto más Dios tendrá misericordia de aquellos que hoy son sus hijos por medio de la fe en Jesús.

¿No es esto lo que Pablo quería decir a los romanos? Rom 8:32  El que no escatimó ni a su propio Hijo,  sino que lo entregó por todos nosotros,  ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

Siendo sus enemigos, como lo era Rahab, Dios no nos negó el sacrificio de su  Hijo para salvación.

Cuanto más segura es hoy su misericordia cuando hemos pasado a ser parte de su familia.

Es por eso que quiero animarte con estas palabras: salmo 23:6  Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,  Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

El segundo punto tiene que ver con lo costoso que somos tu y yo para Dios.

Rahab pidió misericordia y misericordia se le dio como hemos visto paro había una señal que ella debía tener, señal que le daba la seguridad de su salvación.

Jos 2:18  He aquí,  cuando nosotros entremos en la tierra,  tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste;  y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre,  a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.

Aquella cuerda roja le daba la seguridad de que su vida sería guardada de la destrucción

De igual manera el creyente tiene una señal  sobre él, señal que le brinda una segura confianza de salvación.

Mat 26:28  Esto es mi sangre, y con ella Dios hace un trato con todos ustedes. Esa sangre servirá para perdonar los pecados de mucha gente.

Rom 5:9  Con mucha más razón ahora nos salvará del castigo si, por su sangre, hemos sido hechos justos y santos.

Como aquél cordón rojo daba seguridad a Rahab, la sangre de Cristo es fuente de confianza para todo aquel que en El cree.

Rev 5:9  Y todos ellos cantaban esta nueva canción: «Sólo tú mereces tomar el libro y romper sus sellos.

Porque fuiste sacrificado, y con tu sangre rescataste para Dios, a gente de toda raza, idioma, pueblo y nación.

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